miércoles, 26 de abril de 2017

Bette and Joan


Que Ryan Murphy sacase adelante 'Feud' me ha servido para varias cosas: por un lado ver, por fin, '¿Qué fue de Baby Jane?' y, por otro, redescubrir las figuras de Joan Crawford y Bette Davis (de una formar similar a lo que me ocurrió con Jessica Lange tras la primera temporada de 'American Horror Story'). Sólo por ésto 'Feud' ya me parece un acierto. Pero es que además ha sido una serie de lo más disfrutable.

Lo que en un principio iba a contar la historia de la rivalidad entre las dos leyendas de Hollywood durante el rodaje de la película de Robert Aldrich, ha terminado yendo más allá, pues la trama del rodaje se ventiló en los tres primeros episodios (qué acierto fue ver la película antes de empezar la serie). El cuarto contó la repercusión que tuvo el film y el quinto, el mejor capítulo de la temporada, relató la noche de los Oscar en la que Bette Davis perdió el que hubiese sido su tercer galardón y Joan Crawford subió para agradecer el premio en nombre de Anne Bancroft: el culmen de su venganza. 


Los dos capítulos siguientes nos contaron lo que sufrieron Davis y Crawford para seguir trabajando, aun después del éxito que supuso la única película en la que colaboraron juntas (incluyendo la previa al rodaje de 'Canción de cuna para un cadáver'). Y, finalmente, el último capítulo, una emotiva y preciosa carta de amor a las dos actrices con la que al espectador se le rompe el corazón ("Juguemos a un juego, se llama arrepentimiento"). Y en todos los episodios hemos visto cómo lo profesional afectaba a lo personal (qué difíciles las relaciones madre-hija).

'Feud: Bette and Joan' ha sido una delicia para los que amamos Hollywood (tanto de forma amateur, como es mi caso, como de forma profesional). Ha sido fascinante conocer la historia delante y detrás de las cámaras y comprobar lo injusta que fue la industria con dos mujeres que lo fueron todo ("¿Qué sentiste al ser la chica más guapa del mundo?" "Fue maravilloso. La alegría más grande que puedas imaginar. Pero no fue suficiente. ¿Qué sentiste al ser la chica con más talento del mundo?" "Fue genial. Y nunca fue suficiente") y a las que convirtió en víctimas de un sistema machista y misógino. Pero no ha sido la suya la única lucha que hemos presenciado: el propio Aldrich luchó por mantener a flote su matrimonio a la vez que intentaba tener la carrera que deseaba; o el personaje de Pauline Jameson, mano derecha de Aldrich y que intentó labrarse una carrera como directora, no siendo hasta después de unos años cuando descubrió que su futuro estaba en los documentales. O Mamacita, el personaje bombón al que ha dado vida Jackie Hoffman, luchando contra una jefa tirana a la que conocía y sabía tratar como ninguna otra persona.


Como bien se señala en el último capítulo, jamás se supo a ciencia cierta lo que ocurrió entre ambas mujeres, y por eso la serie acierta de pleno al mezclar hechos reales con rumores/habladurías. Lo cierto es que bien pudo ser que Joan y Bette se enfrentasen al rodaje de Baby Jane con esas ganas de establecer una amistad entre ambas, pero la industria, una industria que les presionó desde el principio ("Mi agente me dijo que si quería trabajar después de los 25 años debería invertir en mis pómulos") les manejó de tal modo que sólo le interesaron como dos mujeres enfrentadas y que se profesaban un odio (y admiración) mutuos. Dos grandes rivales que pudieron haber sido grandes amigas. El trabajo que ha hecho todo el reparto es carne de premios, siendo especialmente admirable la labor de sus dos protagonistas: Susan Sarandon y Jessica Lange. Ambas con dos actuaciones muy lucidas y que van alternando en protagonismo (si bien el principio de la serie es para de Sarandon, el final es de Lange).

No hay comentarios: